lunes, enero 01, 2007

El sueño de una noche y parte de una exposicion



Fotograia mi prima y yo (Yo la mas alta)

El sueño de una noche

Hoy me he despertado mas temprano que otros días y he bajado al salón. Es casi de noche, esta empezando a amanecer y hay un silencio dentro y fuera de mi casa que parece estar acompañado de mi silencio interior, que es la paz de mi espíritu. Me he levantado despacio para no despertar a Ángel ya que me encanta verle dormir y mirándolo le digo interiormente: duerme dos horas más y dedícamelas a mi.

Mirando al exterior contemplo los montes blancos cubiertos de una espesa capa de escarcha..., ¡que frío tiene que hacer fuera! y me dirijo a ese sitio desde donde os narro mis vivencias (mi ventanal y mi mecedora), dispuesta a intentar transmitiros el sueño de esta noche.

Me encontraba muy alegre acompañada de unos niños de unos cinco años. El niño era moreno, con una cara tan expresiva que en ella se reflejaba la bondad de su corazón y la seriedad de su carácter. Al otro lado se encontraba su hermana pelirroja, muy alegre, vivaz y traviesa y los tres estábamos felices y contentos, cantando canciones que yo pretendía que aprendieran.

Sentada entre la verde hierba que se mezclaba con diversas florecillas de colores en las que no faltaban las margaritas, los niños, inseguros en su cantar, miraban el movimiento de mis labios para poder captar la entonación y la letra de la canción que yo intentaba hacerles aprender, sin dejar de coger margaritas que iban depositando en mi regazo, llegando a tener tantas que me impedían levantarme.

Ayudada por los niños fuimos haciendo ramilletes que íbamos depositando en una preciosa cesta de mimbre y que posteriormente secaríamos y teñiríamos en diversos colores. Con las flores ordenadas en la cesta emprendimos el camino hacia la casa que se divisaba a lo lejos, observando que tenia un problema en mis piernas ya que caminaba muy mal haciendo un gran esfuerzo por mi parte, y para que los niños no se dieran cuenta de mi dificultad, dibujaba en mi cara una sonrisa con la que conseguí cambiar la expresión de sus asustadas caras, por unas llenas de felicidad.

Por mas esfuerzos que hacia en disimular el arrastramiento de mis pies no podía, así que me quite los zapatos creyendo que el excesivo tacón que llevaba era el motivo de mi mal. Viendo que no lo había solucionado, y que también mi brazo izquierdo empezaba a temblar me asusté y..., en ese momento desperté comprobando que el final de mi sueño era producto de la realidad..., había llegado el yuyus y éste me estaba recordando que el tiempo de soñar había terminado. Ahora con su compañía, tenia que relajarme e intentar que este momento menos bueno se fuera cuanto antes y olvidarlo después.

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